El coordinador ofensivo de los Detroit Lions, Ben Johnson, se aburre. Claramente, es así. Mientras el resto de los mortales en su cargo en la NFL comienzan la semana con quebraderos de cabeza sobre cómo resolver los problemas de su línea de ataque en protección, o cómo mejorar en la zona roja o cómo evitar las penalizaciones en momentos clave, Johnson se aproximó el pasado lunes a su quarterback titular, Jared Goff, para comentarle la idea de una jugada que había pensado que podría funcionar en el siguiente partido ante los Chicago Bears. Johnson quería que Goff realizase de forma intencional un fumble para despistar a la defensa, una locura que rápidamente sacó el quarterback de la cabeza de su superior. Tras discutirlo llegaron al acuerdo que podría tener éxito, sin arriesgar tanto, que sería un tropezón a conciencia del quarterback, especialmente si acompañaba la dramatización el running back con una caída completa al suelo, para engañar al oponente en una acción de pase de "tight end throwback". La jugada se practicó durante la semana, entró a formar parte del playbook y por supuesto fue llamada en el tercer cuarto del duelo en Chicago, cuando Detroit ganaba 27-14.
Como podemos ver y oír (los gritos de ¡fumble, fumble! también fueron parte de la coreografía) la escenificación de los Lions salió a pedir de boca. Los defensores del segundo y tercer nivel de Chicago quedaron momentáneamente congelados, lo que aprovechó el tight end Sam LaPorta para marcharse solo y recibir el pase de Goff para touchdown. Ben Johnson no va a ser un futuro entrenador jefe en la NFL por perpetrar estas "fechorías", más bien lo va a ser porque ha conseguido montar en Detroit la mejor ofensiva de la competición, una que semana tras semana ofrece un espectáculo digno del teatro de mayor enjundia. Estudiemos hoy en la mirada táctica las virtudes de la obra de Ben Johnson.
El head coach de los Lions, Dan Campbell, tiene una relación con Johnson que viene de bastante atrás en el tiempo. Ambos compartieron staff varias temporadas en Miami, siendo incluso Johnson subordinado de Campbell cuando éste fue nombrado entrenador jefe interino en 2015. Cuando ambos se reunieron en Detroit en 2021 Johnson ya era un coach más establecido, tanto que en esa misma campaña le elevó a un cargo superior mediada la liga y ya en 2022 Campbell le dio los galones de coordinador ofensivo. Desde que está en ese cargo los Lions han sido como mínimo Top 5 tanto en puntos anotados como en yardas conseguidas en cada una de sus tres temporadas. En 2024, nadie ha anotado hasta ahora más puntos que la franquicia del estado de Michigan.
El ataque de Detroit hace tantas cosas bien que sería imposible resumirlo todo en un artículo como éste. Todo empieza con una línea ofensiva que con el tiempo se ha convertido en la mejor de toda la NFL. Frank Ragnow es el ancla en el medio que coordina todas las operaciones. En los extremos vemos juego élite en los tackles por parte del veterano Taylor Decker y sobre todo de Penei Sewell, el más joven del grupo y seguramente el mejor en su posición en la actualidad. Los guards Graham Glasgow y Kevin Zeitler, quienes tampoco son nuevos en esto, son jugadores establecidos que entienden perfectamente el juego, pero que aún conservan sus capacidades físicas a un alto nivel. Detrás de esta línea no es de extrañar que los Lions corran bien con la pelota. De hecho, David Montgomery (ahora lesionado) y Jahmyr Gibbs llevan dos temporadas seguidas registrando más de mil yardas de ataque y diez touchdowns cada uno, algo que solo había logrado antes una pareja en toda la historia de la NFL.
De las habilidades especiales de Gibbs (una de cada seis carreras suyas en 2024 genera al menos diez yardas) ya os hablé hace un año cuando era rookie. Hoy quiero concentrarme en el juego de pase, que es donde Johnson pone especialmente su sello, y concretamente vamos a analizar su play-action. Más allá de las virtudes diferenciales de algunas grandes estrellas de la competición como Josh Allen, Lamar Jackson y Patrick Mahomes, seguramente el esquema de play-action de Detroit sea hoy por hoy lo más temido en la liga. El quarterback Jared Goff, con su buen juego de pies, plantado en el pocket y su talento natural para poner la pelota en el punto preciso a la velocidad adecuada, es el ejecutor ideal para lo que propone Ben Johnson. Solo hay un equipo que utiliza el play-action en más del tercio de sus lanzamientos y son estos Lions, que lo hacen en un 36.5% de sus dropbacks. No por usarlo tanto las defensas están ganando pistas para detenerlo, el rating de Goff en esos pases es de 125.5, el tercer número más alto esta campaña. Contra los Bears, el pasado domingo, el quarterback y el coordinador ofensivo volvieron a mostrar lo que son capaces de hacer con esta estrategia.
En este primer ejemplo vamos a ver una de las maneras que tienen los Lions para producir con este juego y es generando grandes espacios. Tenemos a Goff debajo del center, como se producen estas acciones en Detroit casi siempre, y a Gibbs siete yardas por detrás. Al gesto de amago de carrera en el backfield le va a anteceder un movimiento de motion del tight end (en verde), que se va a desprender de la línea ofensiva. El objetivo es sacar de la ecuación al defensor del slot (en azul) de los Bears.
La línea de ataque aguanta durante un segundo el bloque para vender la carrera a la línea defensiva. El tight end Sam LaPorta, así como los otros tres receptores elegibles, van a correr rutas profundas. Johnson quiere crear un espacio entre la primera y la tercera línea de la defensa de Chicago. De la intermedia, los linebackers, sabe que se encargarán sus "gordos" cuando rompan el bloque.
Observad cuando Gibbs recibe la pelota el panorama que tiene por delante. Tres compañeros de línea para bloquear a solo dos linebackers ya es prometedor, pero es que además mirad hasta dónde LaPorta (en verde) ha llevado a su par. Por si fuera poco todo esto, no quiero obviar el compromiso global de este equipo en sus acciones, personificado aquí en la figura de Amon-Ra St. Brown. Ahí le tenéis dentro del círculo azul preparado para bloquear al cornerback del lado del screen. Detroit une esquema, talento y trabajo de equipo, una terna a la que aspira toda franquicia.
Sigamos. El ataque de Detroit es el ejemplo perfecto del concepto de la manta pequeña. Las defensas saben que no pueden cubrir todo el campo contra ellos porque literalmente usan todas las esquinas y espacios del campo, ya sea a lo largo como a lo ancho. Johnson bebe de la filosofía de Mike Martz, que es a su vez discípulo de la escuela antigua de "Air" Coryell, probablemente el sistema ofensivo más provocador y descarado de la historia de la NFL. Johnson cuenta con un arma en sus filas para el juego profundo que responde al nombre de Jameson Williams.
Este chico, que fue una auténtica estrella universitaria en Alabama, puede hacer muchas cosas bien, pero por encima de todas las cosas es rápido, muy rápido. Mezclar un receptor de sus características en una ofensiva tan buena en el juego terrestre es un quebradero de cabeza para los oponentes, que tienen que decidir contra qué comprometerse más. Protegerte del pase profundo y fortalecer la caja para detener la carrera son términos incompatibles. Johnson lo sabe y juega esa carta en su favor. Vamos a la cinta. De nuevo estamos en primera oportunidad y diez yardas, Goff bajo center y Gibbs siete yardas por detrás. En lugar de tres receptores abiertos vemos dos tight ends. El concepto de rutas es muy básico, pero 100% efectivo, Williams (en rojo) va en profundo, mientras que St. Brown (en verde, en el otro lado) correrá una ruta interior buscando la espalda de los linebackers.
El engaño en el backfield tiene a la mitad de la defensa de Chicago dudando, tantos los del segundo nivel (en azul) como al único safety profundo (en verde) de esta Cover-3 que juegan los Bears. Los instantes que transcurren desde que se produce el amago hasta el lanzamiento del pase son claves. Los defensores tienen décimas de segundo para reconocer lo que está pasando para poder reaccionar. En caso contrario serán quemados. Fijaros la distancia entre Williams y el cornerback y safety, son seis y doce yardas respectivamente.
Apenas un par de fotogramas después tenemos a Goff preparado para armar el pase. Lo que ha visto le gusta, mucho. Va a lanzar el balón con mucha anticipación, otra de sus virtudes. La ruta de St. Brown es perfectamente válida, de hecho, está muy alejado de los linebackers que podrían desviar el pase. Sin embargo, el quarterback está viendo al safety todavía en su backpedal, una señal clara de que no va a tener tiempo para romper caderas y correr con Williams. Ha reaccionado muy tarde, en parte influenciado por la ruta de St. Brown. ¿Recordáis las distancias de antes? Ahora el cornerback, muy pasivo en su cobertura, no solo no tiene seis yardas de margen con Williams, es que se encuentra por detrás de él. Y el safety que hace un segundo tenía doce yardas de distancia ahora está a punto de ser rebasado.
Si a todo esto unimos una bolsa de protección perfecta el resultado no puede ser mejor, un touchdown de 82 yardas. Goff lidera la NFL en pases completados de 50+ yardas, la mayoría de estos tras play-action.
Los Lions tienen de todo en su ofensiva, porque nos falta por hablar de su receptor número 1, Amon-Ra St. Brown. Es uno de los wide receivers más seguros de la liga en cuanto a manos, este año ha capturado 101 de los 124 pases enviados en su dirección, un 81,5% de efectividad que lidera la NFL. Brown ha evolucionado en su juego desde que llegara a la NFL. Ha pasado de ser básicamente un receptor de slot a estar jugando en 2024 menos que nunca en el interior, tan solo el 33,4% de sus snaps. En ocasiones, Johnson lo ha aislado en un lado de la formación y ha jugado 1x1 en situaciones de goal con él. Su agilidad le convierte en un peligro en cualquier punto del campo. Por supuesto, corre muy bien sus rutas, lo que le coloca como el objetivo intermedio ideal en las acciones de play-action que estamos explicando. Esta última jugada me parece fascinante. Antes vimos un play-action que funcionó muy bien contra una defensa zonal, ahora lo va a hacer contra una defensa al hombre. En las asignaciones vemos quién tiene a quién. En rojo os he destacado a St. Brown y en amarillo a Kalif Raymond, cuyo motion ha permitido identificar la defensa individual pre-snap.
Las rutas están tan bien planificadas, tienen tantos cambios en sus salidas (switch releases) y son tan variadas que es fácil que en algún momento un defensor pierda su asignación. Aquí es el caso del cornerback que os señalo en azul. En esta defensa individual 2-man (por los dos safeties profundos) él debería haber viajado con St. Brown, pero entre el motion, el cruce en las salidas de St. Brown y Raymond, más el play-action en el backfield, el chaval no se ha enterado de nada.
Observad en el vídeo la sincronía de las rutas de Gibbs, el tight end LaPorta y St. Brown y cómo hay un momento en el que las tres casi convergen para inmediatamente dispararse en sentidos contrarios. Es una auténtica pieza de baile muy bien ensayada y ejecutada.
No os cuento mucho más hoy. Los Lions son una enfermería andante en defensa, pero en ataque siguen de pie y dispuestos a dar mucha guerra. Quién sabe si el lunes podrían dormir con el cabeza de serie número uno asegurado. El que no duerme es Ben Johnson, siempre pensando su siguiente diablura. El hombre se aburre, denle un puesto de head coach ya, por favor.