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NFL Salvaje w6

Llega un momento de la temporada en la que ya se acabaron las pruebas, y cualquier detalle cuenta. Entramos en Octubre y todos los aficionados, especialmente de los equipos contenders, están más tensos de lo que estaban en Septiembre y se nota, porque saben que, en una liga corta de 17 partidos, cualquier pequeño error, decisión arbitral, lesión, etc… puede tener su refugio en la excepcionalidad o anormalidad; lo contrario supondría admitir una equivocación y eso en el fan común, es difícil encontrar. Octubre funciona como embudo, solo llegan a Noviembre los que tienen que hacerlo. Ya luego el invierno velará armas. Pero al final de todo, subyace la idea por la que cuanto antes uno acepte la derrota como probable en esta Liga, vivirá mejor, sudará menos, tendrá mejor carácter y la relación con los suyos no sufrirá altibajos.

Sam Darnold #14 of the Seattle Seahawks celebrates after an NFL football game against the Jacksonville Jaguars, Sunday, Oct. 12, 2025, in Jacksonville, Fla. (Logan Bowles via AP)

Mi voluntad de Fe

Le prometo, estimado lector, que no hay nada en mí con más ganas de creer, como aquel fiel creyente que golpea la cabeza en una roca sagrada esperando la recompensa divina por el sacrificio de la sangre, que Sam Darnold y Daniel Jones son dos quarterbacks incontestables. Y la temporada regular nos deja miles de razones para hacerlo a modo de victorias, de yardas por aire, de carreras, de highlights, etc…¿Qué es pues lo que me retiene de ese pensamiento? No lo sé. Al final, apelando a la lógica deductiva, entiendo que las experiencias pasadas vividas nos brindan conclusiones que nos permiten deducir hechos futuros. Pensemos en todo lo que ha sacado adelante el bueno de Patrick Mahomes, incluso en Super Bowls, cuando el equipo estaba perdido por momentos y siempre su talento y liderazgo movió una casilla hacia adelante a sus Chiefs para asegurarse el Lombardi. Todos tenemos fe en que, llegado el momento, Patrick lo puede ganar. Entiendo que quizá esto sea la respuesta a mi falta de Fe, que sí quiero tener, pero que mi cerebro no me deja. Vi demasiados renglones torcidos de Darnold y Jones, y ahora el lápiz no se pone recto. La fe es elegante, antigua, casi litúrgica pero la experiencia, en cambio, es un notario con lápiz rojo, que apunta entradas y salidas bloqueando esperanzas que alimenten nuestra ilusión. Además, el creyente siempre vive mejor, juega con red mientras que el ateo vive con los muslos enterrados en la tierra esperando que cada hora mueva su aguja. Yo quiero creer en Darnold y Jones, pero cada vez que he creído me he llevado un sopapo de los gordos, así que permítame esta vez, dejarlos en el cajón del "leer antes de abrir". Vivo mejor así, aunque la tentación sigue ahí.

Cincinnati Bengals quarterback Joe Flacco walks to the sideline during an NFL football game between the Green Bay Packers and Cincinnati Bengals Sunday, Oct. 12, 2025, in Green Bay, Wis. (AP Photo/Matt Ludtke)

El viejo y el Mar

Joe Flacco, ese vilipendiado quarterback con la experiencia mesozoica y un anillo en su mochila, me ha recordado a la obra de Hemingway, que aprovecho a recomendar en estas líneas usadas. Y me recordó a quien se enfrenta en soledad a su inminente final, y se niega a la derrota en medio de la inmensidad del mar, en este caso, de la competición más dura del mundo. Reconocer hechos como convertir el orgullo en disciplina y no en soberbia, el respeto por el adversario con los elementos de la naturaleza, el tiempo, los límites de la edad y la aceptación del fracaso sin ceder ante la derrota moral y social, es palmario en Flacco. Joe, como Santiago, viejo pescador cubano, positivo ante la adversidad, eleva el oficio a ética y cada nudo, cada tirón de la cuerda pescando al marlín, es la respuesta de quien aún se cree en la lucha . Pero todo esto no se entiende, especialmente por la juventud, porque el heroísmo antiguo, el de antes, es ausente de protagonismo, de redes sociales y de reconocimiento popular; es al revés, sobrio y solitario, haciendo lo que corresponde, sin trompetas ni alharacas para regresar con la espina dorsal, la propia, a salvo, y con algo que legar al meritorio que viene por detrás. Y Joe nos dice que la vida es esta, hacer las cosas sencillas, con el máximo rigor posible, con apenas unas horas de entrenamiento en Cincinatti, viaje en avión y comenzar a recibir envestidas en Lambeau Field. Ha traído a Bengals sentido común, lecturas sencillas y honestidad en el trabajo, con el talento demasiado rasgado por el tiempo, sin esperar milagros pero con lo suficiente para poder sumar si el pez se pone a golpe de caña.

Buffalo Bills quarterback Josh Allen (17) runs the ball during the second half of an NFL football game against the Atlanta Falcons, Monday, Oct. 13, 2025, in Atlanta. (AP Photo/Danny Karnik)

La criptonita de Josh Allen

Josh Allen es el líder de los Buffalo Bills, pocas dudas ofrece esta afirmación. Tiene el carácter, talento y decisión para llevar el timón, girarlo y voltear 180º la nave para ganar; nadie duda de ese planteamiento; pero contra Atlanta no lo hizo bien. Pases sencillos que fueron a los pies, pases para rutas fáciles que desechó y lo que es peor, cuando podía tener pase guardando pocket, no lo hizo y se aventuró a carreras más instintivas que pensadas. Y esto es precisamente, su criptonita. Abandonar a este buen QB a la creencia del "yo puedo hacerlo más difícil y con grados de ejecución que rozan lo temerario" debe ser objetivo primario del rival. Y porque Josh es muy bueno en casi todo lo que hace, tendemos por nuestra condición de humanidad, a evitar trasladar esa responsabilidad al talento, como si nuestro cerebro no nos dejase hacer dicho trasiego; pero lo cierto es que no pasa nada por decirlo, el Quarterback tuvo mucha culpa en no ganar el partido contra Falcons. No llegó a 160 yardas de pase y apenas 40 en carrera, para un total de 199 yardas netas, que pudieron ser más si el ego no se entromete en el talento. Por ello el rival que quiera ganarle, dibujará esquemas que hagan pensar al bueno de Josh que la defensa planteada es pan comido, y no va a agotar el primer down con una slant, drag, levels, drive… ¡que va! él necesita marcha cuando lo ve tan sencillo. Y aún así es capaz de armar el brazo en segundos y lanzar una post a 40 yardas sin que se note el esfuerzo; pero los partidos son largos, más que un día sin pan, y cada encuentro narra varias historias; sostenerse en cada una es el reto, no solo producir highlights. Mientras tanto, Joe Brady funciona de parapeto, o diana; está en su cargo, para eso lo contrataron, para que la mala ejecución de Josh no se apreciara por el común de los aficionados; pero a veces es bueno airear, abrir ventanas, y volver a empezar con el aire limpio y fresco, reconociendo culpas y repartiendo responsabilidades.

Detroit Lions safety Brian Branch looks to the scoreboard late in the fourth quarter of an NFL football game against the Kansas City Chiefs, Sunday, Oct. 12, 2025 in Kansas City, Mo. (AP Photo/Reed Hoffmann),

En la derrota encontramos al jugador

Brian Branch debe quedar fuera de toda ejemplaridad; comportamiento nefasto que arruina el prestigio ganado, que obligó a su head coach a recuperar el orgullo y humildad de la franquicia que el propio Safety había tirado por los suelos. Y probablemente haya habido, los que vimos el partido así podemos atestiguarlo, comportamientos de triste calaña por el rival, pero con el fondo del encuentro en juego, que siempre ampara determinados comportamientos, porque en la dureza de esta competición está la derrota y victoria individual en duelos particulares que decantan partidos. El jugador no se lo tomó bien, con ello se vive y de eso se aprende, o al menos así debería de ser. Branch debe aprender a encontrarse siempre dentro de un equipo y donde el litigio individual no absuelve al grupo, sino que lo condena aún sin consenso de todos.

Pero en la derrota también encontramos al equipo, a los 49ers. Un grupo con sistema establecido sin duda alguna, con pérdida de jugadores semana tras semana, pero con la dignidad suficiente de enfrentar al rival con la cabeza en alto mirándole a los ojos. Ha sufrido pérdidas duraderas que tumbarían a cualquiera al primer tajo, pero Saleh por la defensa y Shanahan por el ataque, no dejan que el grupo caiga. En la NFL hay y ha habido muchas bajas en muchos equipos, el cómo lo asuman y enfrenten cada semana, es lo que sumará el equipo para cuando todos estén de nuevo, sea esta o la siguiente temporada; no deja nunca de ser un aprendizaje.

Philadelphia Eagles quarterback Jalen Hurts (1) walks off of the field after an NFL football game against the New York Giants during an NFL football game, Thursday, Oct. 9, 2025, in East Rutherford, N.J. (Cooper Neill via AP)

El sacrificio se paga

Philadelphia comenzó esta temporada siendo muy criticado por un pobre juego desarrollado, especialmente por aire. De la misma forma que por tierra, sí eran dominantes aunque no convincentes, no así en el pase que apenas era trascendente. Algunos jugadores hacían mofa directamente a Jalen Hurts hablando de su ineptitud por aire, a lo que el equipo había contestado con el "cállate, os hemos ganado". Elogio al resultadismo, nada desdeñable en esta NFL. Eagles en los primeros 4 encuentros tuvo, por aire, una media de 152 yardas/juego y 25 intentos de pase/juego. Con estos datos, ganaron 4 de 4. En los 2 últimos partidos todo cambió, y el equipo hizo caso a la demanda de mayor juego por aire: 281,5 yardas/juego y 35,5 intentos de pase/juego. Con estos datos, 0 victorias, 2 derrotas. Como si hubieran hablado y concluído que había que hacer un juego más vistoso, o como si las quejas de sus receptores también hubiesen triunfado exigiendo más participación o si, por cualquier cuestión relativa a egos, hubieran conluído el "vamos a demostrar al mundo que sabemos ganar por aire". El resultado fue muy distinto en estas dos últimas semanas. Philly dominaba corriendo, con su QB y con su backfield, y aunque no era muy atractivo el juego, lo cierto es que sí era efectivo. Pero no nos podemos centrar solo en esto, la secundaria empieza a conceder y el pass rush no es lo que era. Un 4-2 a estas alturas no es ninguna tragedia en el récord de cualquier franquicia aspirante, pero las dos últimas derrotas deben ser los suficientemente preocupantes como para corregir y ajustar cosas. Alabábamos a Kellen Moore por su juego aplastador con Eagles y parece que ahora con Patullo pasamos de puntillas sin arrogarle importancia alguna. Y a lo mejor es que es así; fuera Moore, Sirianni ha decidido absorberlo todo y con ello, estamos en esta lucha.

Chicago Bears quarterback Caleb Williams (18) celebrates after an NFL football game against the Washington Commanders, Monday, Oct. 13, 2025, in Landover, Md. (AP Photo/Daniel Kucin Jr.)

Bienvenidos al Norte

La NFC Norte se ha convertido en un campo de batalla semanal, y si me permiten, diaria, con pullas entre las 4 bandas. Territorio de guerra donde los invitados no son bienvenidos, o entras con casco abrochado a la mandíbula o te caerá un estacazo que desearías no haberte cruzado en el camino. Aquí todos ganan y el más tonto fabrica bombas nucleares. La vida discurre como en la Francia ocupada allá por los 40, al primero que se mueva, plomo. La NFC norte se ha vuelto un frente oriental: barro hasta los tobillos, metrónomo de golpes, y territorio sin visitas guiadas. El último en sumarse son los Bears de Ben Johnson y Caleb Williams que quieren un trozo de la tarta y pelear por el pastel completo. Green Bay Packers: 3-1-1; Detroit Lions 4-2-0; Minnesota Vikings: 3-2-0; Chicago Bears: 3-2-0. Y ojo a la siguiente semana partido complicado para Lions, y Detroit puede quedarse con el último puesto, así de una semana para otra. Con ello, donde todos presentan récords positivos, el que fue primero hace una semana puede ser último en 2 semanas y seguir con récord positivo. Es la vida del Norte donde Lions, o gana por aplastamiento o le cuesta sumar victorias; donde Green Bay busca recuperar esa excelencia de las 2 primeras semanas pero mientras se da un lujo de ir al tran-tran contra Bengals; Minnesota en el bye y unos Bears donde el diseño de Ben Johnson comienza a verse. Es el Norte, es la mejor división de la NFL.

New England Patriots quarterback Drake Maye throws during the first half of an NFL football game against the New Orleans Saints, Sunday, Oct. 12, 2025, in New Orleans. (AP Photo/Butch Dill)

Mención final

No quería abandonar esta columna sin mención a Drake Maye. Me parece un quarterback de esos, de los distintos, de los que ofrecen líneas rectas a quienes las buscan curvas. No sé lo que durará su estrella, porque he visto a muchos empezar con ella y acabar abandonando por diversas y variadas circunstancias que ofrece esta competición a modo de lesiones, falta de equipo, staff, etc…pero ese chico tiene brazo, tiene piernas y tiene algo que es lo más difícil: cabeza, porque como dije siempre, al deporte se juega con ella antes que con los músculos; lee las opciones que se presentan y suele escoger bien; maneja excelentemente la hook en control de juego, pero la diversidad viene en que no tiene miedo al juego profundo que también domina. ¿Hasta cuando jugará sin miedo? Habrá que esperar a una caída en curva peligrosa cuando tenga cosas que perder. Mientras no hay miedo, el brazo está relajado. Veremos si aguanta el pánico de la responsabilidad para aspirar a ser primero en la división, porque ya lo es. Pinta a talento para rato, que sea generacional o no, lo dirá el tiempo.

Tengan una feliz semana 7.