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NFL salvaje: madurar los partidos y crecer con ellos

Es algo personal…

Detroit Lions head coach Dan Campbell is seen before the first half of an NFL football game against the New Orleans Saints, Sunday, Dec. 3, 2023, in New Orleans. (AP Photo/Butch Dill)

No, no fue Michael Jordan el primero que dijo "…y me tomé aquello personalmente", realmente fue alguien de Detroit, concretamente de los Pistons. Isiah Thomas era una estrella que quería jugar en Chicago desde chico, y cuando acudía a Chicago a jugar, ya como los Bad Boys, los auténticos, los de Bill Laimbeer, de Rodman, Mahorn, Dumars, Vinnie Johnson, Aguirre, John Salley,… los boos y odio que salía desde la grada hizo que en unas declaraciones a la prensa dijera aquello de "…and I took that personally".

"Mark Aguirre y yo estábamos tratando de manipular el Draft para que ambos pudiéramos llegar a Chicago. Tenían la cuarta elección y también la sexta. Estábamos tratando de bajar hasta ese lugar. Así que, en cada entrevista que hicimos con los equipos superiores, simplemente tratábamos de arruinarlo todo" contó el propio Thomas. Pero todo cambió cuando lo entrevistaron los Pistons, que se dieron cuenta de sus acciones: "Cuando me entrevisté en Detroit, tenían a Jack McCloskey (gerente general) y Will Robinson. Cada pregunta que me hacía, respondía mal. Estaba tratando de caer, de hacer que la gente no me quiera. Nunca lo olvidaré. McCloskey me miró y dijo: 'Sé lo que estás haciendo. Solamente quiero que sepas que no va a funcionar. Caes al número dos y te elijo". Y así pasó, siendo elegido en la segunda posición por Detroit. Y todo el amor cambió cuando se empezó a cruzar con Michael Jordan. "No entendí que me pitaran en el estadio de Chicago y lo tomé como algo personal". Y agregó: "Solía decirle a Michael: 'Puedes llevar la camiseta de Chicago en tu pecho, pero te mostraré cómo juegan los hombres de Chicago' ".

Desde la maldición de Bobby Layne, el camino de Detroit Lions ha sido uno demasiado tortuoso. No quiero aburrir al lector, pero se hace preciso dar algo de contexto. En los años 50, los Lions gobernaban la NFL habiendo ganado 3 campeonatos, en el 52, 53 y 57, liderados por su Quarterback Bobby Layne, estrella indiscutible en aquella época. Cuando Detroit entiende que debe traspasarlo en 1958, lo hacen a los Pittsburgh Steelers por Earl Morral y dos draft picks. Lo cierto es que quería defender campeonato y la ascendencia que tenía sobre el equipo era indiscutible, así que la noticia que le cogió en un aeropuerto y dada por los medios, le frustró hasta el punto de lanzar una maldición al aire contra su exequipo, llegando a afirmar: "no volverán a ganar en 50 años". Lo que no sabía ninguno de los protagonistas es que el destino de ambas franquicias, Pittsburgh y Detroit, iban a quedar unidas como los dos lados de una misma moneda, a Steelers le tocó cara, a Lions le tocó cruz. En esos 50 años Detroit solo ganó un partido de Playoff de los 9 que tuvo en tanto tiempo. Por el lado contrario, ya sabemos cómo le fue a Steelers, no sólo en la construcción de una dinastía histórica con la Steel Curtain, sino que vino acompañada de 6 Lombardis. El único Súper Bowl que se jugó en el Ford Field fue el 5 de febrero de 2006, y sí, adivinen quien lo ganó, efectivamente Pittsburgh, 21 a 10 a Seattle Seahawks. La maldición de los 50 años se cumpliría en 2008, año en el que se producen dos hechos que culminan la obra maestra de Bobby Layne como si el genio del mal lo hubiese planificado de tal forma que todo lo que tenía que salir, salió. En ese año los Detroit Lions se convierten en el primer equipo desde que se implantó el calendario de 16 partidos,en tener el deshonroso récord de 0-16. Justo ese año tenía que ser y para colmo aunque para suerte de la franquicia de los Steelers, el Lombardi de esa temporada fue para Pittsburgh de nuevo, esta vez venciendo a Arizona Cardinals 27-23. Desde ese año hasta ahora, en Pittsburgh, aunque ha tenido postemporada cada año, viven en una tierra maravillosa para los aficionados que en forma de goteo disfrutamos de playoffs de nuestro equipo pero en una tierra mediocre para los aficionados de una franquicia tan ganadora, todo ello hasta el punto de construir un canto de guerra, el #FireTomlin como insignia de orgullo de grandeza o, cuando menos, así nos lo hacen llegar al resto. Pero aquí toca hablar de Detroit. Tras un trienio horrendo antes de entrar la nueva propietaria al mando y Front Office, con Matt Patricia se produce la mayor desunión que recuerdo en la franquicia entre fans y equipo, entre jugadores y staff, entre staff y propiedad (2018-2020). Entonces llega Sheila Ford en aquel verano de 2020, echa a Patricia y empieza a arrimar a la dirección a gente de Detroit, subiendo al Front Office a Chris Spielman, mítico Linebacker de los 90 de los Lions como asistente especial de la propiedad y CEO. A su vez firma como entrenador a Dan Campbell, ex jugador de Detroit como TE que viene de estar al lado de Sean Payton en los N.O. Saints como assistant head coach y TEs coach y con apenas experiencia de HC interino en Miami Dolphins. Desde un inicio, Campbell, dejando de lado sus excesos en la expresividad, se convierte en un entrenador de los jugadores. Baja la verticalidad de Patricia a una horizontalidad con ellos, de entendimiento, pero respeto y de un give & take clave. Con ello en su primera temporada con tan solo tres victorias, consigue unir dos mundos separados hasta entonces. Los jugadores se implican con el HC más allá de una mera relación funcionarial como tenían con el anterior entrenador en jefe, la afición lo ve, partidos que se pierden por muy poco, derrotas inmerecidas, y se produce la vuelta masiva al Ford Field. A final de la temporada 2021 vuelve a ocuparse una parte muy importante del estadio de los Lions, para que ya en 2022 se acabe llenando partido tras partido, hasta hoy. Y no quiero dejarme a Brad Holmes, el GM, que habiendo acertado en los diferentes drafts, siempre ha tenido sentido común, empezando por las trincheras con Sewell y después Hutchinson (además de otros) para que, entonces sí, en el draft de 2023 hacer lo que creían que debían hacer más allá de críticas desde fuera. Sabían las piezas que necesitaban y fueron a por ellas con independencia de cuándo o cómo las podrían obtener. En especial las cuatro primeras: Jahmyr Gibbs, Jack Campbell, Brian Branch y Sam Laporta. Estos cuatro, como todos que sigan la liga saben, se han convertido en piezas imprescindibles en los Lions de 2023. Cuatro titulares claves en un mismo draft. Difícil de encontrar. Los Detroit Lions de 2023 se convierten por primera vez en la historia de la división en campeones de la NFC Norte. Ya hay cuatro campeones en una de las divisiones más históricas de la NFL. El sábado ganan a unos Vikings que llegaban con la incerteza que da la ausencia del titular en la posición dominante de este deporte, el quarterback, y eso, ante un "buen equipo" y ordenadamente construido, se acaba notando, aún teniendo un estrellón en la figura de Justin Jefferson o una ya consolidada como T.J. Hockenson. Esa victoria dio la división de forma matemática a Lions. Detroit ha ganado algo y algo ha despertado en la ciudad de Míchigan. Y los amigos que aun conservo por allá me transmiten que ya no hay maldición, ya se respira más optimismo en la ciudad y su gente vuelve a estar al pie y orgullosa con su equipo. Con poco, muy poco, pero algo que acaba y termina con la cruz para la Motown. Como sucede en todas las organizaciones, éstas no son entes que se mueven solas, sino que lo hacen las personas, y como quiera que son ellas las que unen, desunen, generan pasiones así como muchas otras clases de sentimientos, ¿cómo no va a ser esto personal? Personal lo fue para Bobby Layne aquella tarde de 1958, y personal debe ser para acabar con esta condena. Y así lo es para la gente de Detroit que lleva padeciendo décadas con su equipo, como si la descarnada realidad no fuera suficiente para ese desgaste emocional diario. Cambpell se lo tomó personal también, era necesario que alguien lo tomara de esa forma, desde un inicio, y lo hizo un hombre del campo, un hombre tribal, como lo es este violento deporte, pero sabiendo hacer algo muy subestimado por la gente que se acerca a esto, hablar el idioma de los jugadores y con ello transmitirles el entendimiento del juego que quiere y la idea de esta ciudad, pero sabiendo qué hacer en muchos momentos como hombre de Football, más allá de errores puntuales y de Xs y Os. Y así, por fin, llegarán otros comienzos de semana, llegan los lunes y la ciudad del motor vuelve a respirar humo, pero con un halo optimista de ver a su equipo el domingo con posibilidades reales de ganar un partido, solo un partido, eso basta para un número de almas en pena quebradas a lo largo de estos decenios, lustros, años…

Un Miami diferente

Miami Dolphins head coach Mike McDaniel gives quarterback Tua Tagovailoa (1) a play on the field during an NFL football game against the Dallas Cowboys, Sunday, Dec 24, 2023, in Miami Gardens, Fla. (AP Photo/Doug Murray)

El partido del fin de semana, entiéndase sábado-domingo, era el Cowboys@Dolphins. Dos franquicias construidas para aspirar a todo. A Miami, como pasó con Cowboys hasta que ganó a Eagles, le perseguía el mantra de no poder ganar a un equipo medianamente fuerte, y la prueba era grande. Recibían a unos Cowboys que venían con un Prescott al que muchos veían ya listo para ganar el MVP, hasta que un tortazo de Bills en Orchard Park lo tumbó a tierra, con 0 touchdowns y 1 interceptación. Llegaban a Florida con la posibilidad de no quedar atrás luchando por el Seed 1 de la NFC, y la cosa empezó bien con un Cee Dee Lamb tremendo, un drive de 3 jugadas, 75 yardas y Touchdown. Pero estos Dolphins me parecieron otros. No los vi apresurados, no los vi con la necesidad de contrarrestar cada golpe al instante y acabar con una ansiedad que sí parecían tener al inicio del campeonato. Aquel partido contra Bills en los inicios de la temporada regular fue un caos de dar y recibir, de contrarrestar golpe con golpe, al momento, sin manejar los tiempos. Mike McDaniel está levantando algo a lo que hay que darle tiempo. La defensa que ha construido Vic Fangio sostuvo al equipo de una manera extraordinaria ante un equipo que anota puntos, que cuenta con jugadores para abrir en canal cualquier defensa y sumar yardas. Miami contuvo cuando debía y golpeó con un Van Ginkell extraordinario. Pero en Dolphins todo funcionaba, unos equipos especiales impecables sobresaliendo el kicker Jason Sanders para field goals en la 52, 57 y 54 yardas. Mostert, a sus 31 años ha vuelto a una segunda juventud, su esfuerzo constante e implicación en el equipo es sobresaliente, y finalmente TUA, sin tener una actuación espectacular, sí estuvo bien, sosteniendo al equipo, haciendo lo que debía cuando su OL le daba aire y no desesperándose cuando era imposible. Tuvo en Wilson un gran socio, y como siempre, a Hill, la amenaza de la Liga tras recepción. Estos Dolphins me dijeron más de lo que esperaba, en un partido apretado, ante un buen equipo, enseñaron otra cara, la de la paciencia y la de saber ganar cuando el partido lo requería. Le quedan dos monstruos, Ravens y Bills, con este último pudiendo jugarse la división. Solo queda saber si, más allá de ganar o perder, volveremos a ver esta cara de Miami, la de madurar los partidos y crecer con ellos.

Baltimore

Baltimore Ravens safety Kyle Hamilton, middle, celebrates with teammates after intercepting a pass against the San Francisco 49ers during the first half of an NFL football game in Santa Clara, Calif., Monday, Dec. 25, 2023. (AP Photo/Godofredo A. Vásquez)

Ravens ha barrido y borrado la cara de felicidad que traían en su momento Lions, Seahawks y ahora 49ers. Estos últimos en menor medida porque pudieron luchar hasta el último cuarto, cosa que los dos primeros ni se acercaron. Baltimore se ha convertido por derecho propio en el hitter de la liga por antonomasia. Porque golpean en defensa y golpean en ataque, algo que no tiene Browns. Y a pesar de todo uno mira su temporada y ve tres derrotas, una de ellas inexplicable como contra Colts. La defensa que montó MacDonald es una que quiere parecerse a aquella del 2000, primero pego después pregunto. No sé qué OL y diseño de rutas pueden contener esa defensa que está en todos lados, ocupando espacios en zona y creando muchos problemas al hombre. El puesto de quality control, tanto defensivo como ofensivo, es tremendo en cualquier equipo para el estudio de jugadas del rival. Probablemente es donde la formación del entrenador se agudiza mucho más. Ya le pasó a Kyle Shanahan al que tenían enfrente ayer, cuando fue offensive quality control coach de los Buccaneers del 2004 y 2005. Mike MacDonald ya lo fue de Georgia antes de llegar a la liga profesional en 2014, y eso ha marcado mucho su conocimiento del juego. Hizo un parón de un año en Michigan de 2021 dejando unas bases en aquella defensiva que hoy dan sus frutos, para volver esta vez como Coordinador Defensivo a Ravens en 2022. Lo que ha construido alrededor con la suma de gente como Roquan Smith, Jadeveon Clowney o Kyle Van Noy mezcla esta experiencia con la juventud de Hamilton, Patrick Queen o Madubuike. Pero además de todo esto, en la ofensiva, se ha dado un cambio por parte de otro que estuvo en Georgia; Todd Monken ha hecho una ofensiva a su imagen, esa up tempo offense que desplegó en la NCAA. Da importancia al aire pero en absoluto teme abusar de la carrera, eso sí, sin tener que ser primordial para ganar partidos, usándola según lo que el partido demande explorando las debilidades del rival. Se ha visto mucho ritmo en el ataque, variando suficientemente los esquemas y siempre sostenido por un gran Lamar Jackson. Probablemente para él, no haya sido una temporada espectacular en cuanto a números en bruto, pero su permanencia en el pocket sumado a ese gran cuerpo de receptores lo han mantenido sano la temporada completa -crucemos dedos- y ya no tiene que ser el héroe a la carrera de Greg Roman una y otra vez. Le han dado confianza en el pase y ha respondido, le han dado piezas y el equipo está ahí, donde su HC quería, seed 1 de la AFC a un par de partidos de confirmarlo. Les esperan dos juegos complejos. Unos Dolphins más maduros y confirmando su presencia en Playoffs y unos Steelers que ya saben lo que es ganarles, pero, esta vez, ambos se juegan en casa, en Baltimore. Lo dicho, dos semanas tremendas en esta NFL salvaje. Disfruten.