Cuando esta semana 4 finalice, ya habremos cumplido un mes de temporada. En septiembre los equipos están algo oxidados y necesitan ritmo de competición para encontrarse más cómodos. Sin embargo, la NFL no espera a nadie y, si fallas, te lo hace pagar. Aquí os dejo tres partidos que adquieren una importancia enorme para equipos que deberían estar en Playoffs. La semana 4 viene cargada de drama.
El domingo, en un escenario poco habitual para la NFL, los Pittsburgh Steelers y los Minnesota Vikings se verán las caras en el Croke Park de Dublín, un estadio con historia centenaria en deportes gaélicos que, por una jornada, se convertirá en el epicentro del football americano. El viaje trasatlántico, el ambiente internacional y el terreno neutral añaden un matiz distinto a un partido que, de por sí, llega cargado de algunas incertidumbres deportivas.
Ambos equipos aterrizan en Irlanda con un récord idéntico de 2-1, pero con un arranque que refleja más dudas que certezas. Para los Vikings, la gran noticia vuelve a ser la baja de su quarterback novato J.J. McCarthy. Su lesión de tobillo abre la puerta a Carson Wentz, un veterano que conoce la liga, pero que arrastra el estigma de la irregularidad. Del otro lado, Pittsburgh tampoco vive un presente claro: si bien su defensa dejó una mejor sensación el pasado domingo frente a Patriots, el ataque comandado por Aaron Rodgers no termina de convencer, oscilando entre ráfagas de lucidez y largas sequías productivas dentro de un mismo partido. Por lo que este primer encuentro de 2025 en tierras europeas se presenta como un examen para ambos conjuntos.
La clave del partido pasará, inevitablemente, por la capacidad de ambas defensas para condicionar al pasador rival. Los Vikings, bajo la batuta de Brian Flores, han construido un esquema agresivo que apuesta por el blitz en terceras oportunidades, con mucho movimiento antes del snap para crear confusión en el quarterback y en la línea ofensiva.
En el video anterior podemos ver todo lo que hace la defensa de Brian Flores antes y después del snap. Los Vikings van mostrando diferentes apariencias mientras el quarterback va leyendo esos movimientos. Le muestran al pasador la posibilidad de que la defensa vaya a ser Cover-0, Cover-1 o Tampa-2, para terminar siendo una Cover 2-Man, donde los jugadores de la zona media están en hombre a hombre con dos safeties en la zona profunda cuidando la espalda. Además, en el frente defensivo también hay movimientos para amenazar el blitz desde distintos spots. Lo que viene siendo un infierno para el pasador y su línea ofensiva.
En el otro lado, Carson Wentz, si bien tiene experiencia, suele sufrir bajo presión, y Pittsburgh lo sabe: su plan pasará por cargar la caja y forzar a Minnesota a depender de la conexión entre Wentz y su receptor estrella, Justin Jefferson.
La defensa de Pittsburgh necesita redención. Ha fallado más placajes de lo habitual, permitiendo que ofensivas rivales estiren jugadas que parecían contenidas y son muy débiles en los terceros downs, donde demuestran poco impacto en el juego. Sin embargo, si logran recuperar solidez, podrían exponer las limitaciones de Wentz y provocar el error en un quarterback que es muy dado a entregar el balón al rival. El otro problema de Steelers será frenar un backfield disminuido, aunque con un Jordan Mason que dio un paso adelante tras la lesión de Aaron Jones. T.J. Watt, después de su extraordinario partido de la semana 3, se perfila como el factor desequilibrante: pocas líneas ofensivas han logrado contenerlo a lo largo de su carrera, y en un escenario de presión internacional, el linebacker podría adueñarse del espectáculo.
El viaje a Dublín no es menor. La logística de horarios, entrenamientos reducidos y adaptación a un ambiente distinto suele igualar fuerzas. En partidos así, gana el equipo que mejor gestione la incomodidad del evento. Vikings, con un plantel joven, puede resentirlo más que Steelers, que tiene veteranos acostumbrados a todo tipo de escenarios adversos, aunque ya vimos como, el año pasado, dominaron a Aaron Rodgers en Londres.
Un partido de defensas, errores y mucha tensión. Los Vikings parecen mejor preparados para sobrevivir a la incertidumbre, incluso con Wentz al mando.
El Raymond James Stadium se viste de gala para recibir uno de los choques más atractivos de la Semana 4: los Tampa Bay Buccaneers, invictos, frente a unos Philadelphia Eagles que llegan con el peso de la expectativa y la etiqueta de contendientes al título tras batir a Chiefs y Rams en semanas consecutivas. Sin ninguna duda, este es un duelo con aroma de playoffs.
Los Buccaneers han ganado con drama, en partidos cerrados y con finales al filo de la navaja. Baker Mayfield ha conseguido completar tres drives finales en los tres partidos jugados para conseguir la victoria. No es el invicto más convincente, pero sí uno que habla de carácter y de equipo contundente cuando más se necesita. El problema es que llegan con las dudas físicas de Mike Evans, que salió tocado del isquiotibial, y con la necesidad de recuperar a Chris Godwin y al tackle Tristan Wirfs. Sin Evans en plenitud, la ofensiva de Baker Mayfield pierde a su principal amenaza vertical y uno de los jugadores más importantes de toda la franquicia, más allá de una línea ofensiva que se está viendo sometida a golpes muy duros con tanta lesión.
El alma del equipo ha sido la resiliencia: defensiva oportuna, un kicker confiable y la capacidad de Mayfield para improvisar cuando la jugada se rompe. Es un cóctel que ha sido la identidad de Tampa desde que Todd Bowles se hiciese cargo del equipo, dejando claro que compite en cualquier escenario y ante cualquier rival. La llegada de Emeka Egbuka le ha dado a la ofensiva muchas posibilidades tanto en el juego por dentro como en el exterior. El rookie está dejando detalles de muy alto nivel en sus tres primeros partidos.
En el video que tenemos aquí arriba, podemos ver esas herramientas que posee el wide receiver rookie para darle valor a su ataque. Con los Jets defendiendo en Cover 3, Egbuka juega por fuera de los números en una ruta fade frente a Sauce Gardner, uno de los mejores cornerbacks defendiendo toda la liga. Una vez que el balón está en el aire, Egbuka genera la suficiente separación para atacar el balón y localiza muy bien el envío para hacer un catch a una mano de muchísima calidad.
Los Eagles llegan con un libreto conocido: defensa dominante, presión constante y un ataque liderado por Jalen Hurts, uno de los quarterbacks más versátiles de la NFL. Su capacidad para correr y lanzar obliga a las defensas a tener que cubrir dos frentes. El partido contra los Rams en la semana anterior mostró la capaz del equipo para reponerse de un momento muy delicado. Remontaron en un escenario adverso, con temple y sin perder su identidad, en un partido donde Hurts tuvo que lanzar mucho más de lo que nos tiene acostumbrados, con AJ Brown como socio preferido.
La gran virtud de los Eagles está en las trincheras. Su línea ofensiva abre huecos para el juego terrestre y protege a Hurts lo suficiente como para explotar rutas profundas. En defensa, la presión desde el interior de la línea y la solidez contra la carrera son una garantía. Tampa necesitará un plan casi perfecto para resistir.
El enfrentamiento clave estará en la línea de golpeo. Si Tampa recupera a Wirfs y logra dar tiempo a Mayfield, tendrá opciones de atacar la secundaria de los Eagles, que no ha sido impenetrable. Pero si Philadelphia gana la batalla en las trincheras, la diferencia de talento puede que decante la balanzaa favor de los chicos de Nick Sirianni.
Los Bucs juegan en casa, con un público ilusionado por un inicio inesperado. Sin embargo, el peso de la realidad puede caer pronto. Philadelphia está acostumbrado a estos escenarios y suele crecer en partidos grandes. Para Tampa, la clave será no dejar que los nervios los traicionen si el partido se les pone cuesta arriba, algo que han demostrado con creces en este inicio de temporada.
Cuando la NFL programó este Ravens-Chiefs en la Semana 4, sabía lo que hacía. Dos de los equipos más potentes de la AFC, dos quarterbacks que definen una era —Lamar Jackson y Patrick Mahomes— y un escenario de lujo: Arrowhead Stadium, uno de los ambientes más hostiles para cualquier visitante.
Los Chiefs no llegan en plenitud. La suspensión de Rashee Rice y las molestias físicas de receptores jóvenes como Xavier Worthy y Jalen Royals han reducido la profundidad de un cuerpo ya cuestionado. Aun así, cuando Mahomes está al mando, todo parece posible. El guion habitual se ha repetido bastante en estas primeras jornadas: improvisaciones mágicas, conexión con Travis Kelce, y Tyquan Thornton, y jugadas que desafían la lógica.
El reto para Andy Reid es encontrar variantes que compensen la ausencia de juego terrestre, uno de los grandes problemas que está arrastrando este ataque. Más formaciones con doble tight end, más screens y un mayor protagonismo para Hollywood Brown se podrían perfilar como soluciones para hacer que los drives fuesen algo más sostenidos.
Los Ravens llegan con un récord que quizás no esperaban. El pasado lunes por la noche, se vieron superados por unos Lions que fueron mucho mejores que el conjunto dirigido por John Harbaugh.
Lamar Jackson no solo es un quarterback que corre, como se ha dicho hasta la extenuación, sino un líder que está leyendo mejor las defensas y lanzando con mucha precisión, además de no cometer turnovers. Con un juego terrestre robusto y una defensa que combina agresividad y disciplina, Baltimore se siente capaz de asaltar Arrowhead, aunque la aventura no vaya a ser nada fácil.
El plan será claro: controlar el reloj con posesiones largas, desgastar a la defensa de Kansas City y reducir las oportunidades del ataque de Chiefs, aprovechándose del mal momento por el que atraviesa.
La defensa de Kansas City, dirigida por Steve Spagnuolo, ha sido subestimada, pero su presión exótica y sus blitzes en tercer down pueden sorprender a Jackson. El reto será contener las escapadas del quarterback fuera de la estructura de la jugada y que provocan tanto daño en sus rivales, dejando siempre a un jugador delante de él para que no pueda salir del pocket. Dan Campbell enseñó un camino que puede ser el que desempeñen los Chiefs para esta semana 4.
Del otro lado, la defensa de Baltimore intentará limitar a Kelce y obligar a Mahomes a depender de receptores secundarios, siempre con un ojo en la amenaza vertical en la que se ha convertido Thornton. Si lo consiguen, la ofensiva de Kansas City puede volverse muy predecible. Pero contener a Mahomes nunca es tan simple: basta un instante de genialidad para que cambie todo devenir del partido.

En la secuencia de esta imagen, vemos una acción profunda de los Chiefs para estirar el campo verticalmente. El equipo de Reid forma con dos tight ends y con Thornton en la parte izquierda del ataque, por dentro de los números y con la amenaza de tener mucho espacio en el exterior para jugar su ruta a la línea de banda. Los Giants muestran lo que podría ser una defensa con dos safeties profundos, pero que cambia al iniciarse el snap. Los Giants juegan el blitz con los dos linebackers, uno de los safeties cae a la caja y el otro se hunde como single high. Mahomes lee los movimientos en defensa y reconoce la cobertura con un solo hombre profundo. Thornton, por su parte, juega hacia fuera para cortar muy explosivo de nuevo al interior y acelerar en la ruta vertical. El pase de Mahomes es perfecto y el wide receiver gana con su velocidad al cornerback.
Arrowhead pesa. El ruido, la presión y la atmósfera convierten cada jugada en una montaña rusa para los visitantes. Baltimore deberá mantener la calma y evitar castigos que regalen primeras oportunidades. El partido, más que un simple duelo de semana regular, huele a oportunidad para que los Chiefs vuelvan a recuperar algo de ese miedo que produce en sus rivales. Otra derrota más de los de Andy Reid podría dejarles lejos de unos Chargers que se están mostrando como uno de los conjuntos a batir esta temporada.
Un duelo de alto voltaje, con dos quarterbacks capaces de definir por sí solos. Kansas City tiene el factor campo y la experiencia de cerrar partidos grandes. Baltimore, sin embargo, está en condiciones de dar la campanada y dejar a los Chiefs en uno de sus momentos más bajos de la era Mahomes. El que se vaya con la derrota, dejará su récord en un muy preocupante 1-3, así que este duelo comienza a tener tintes dramáticos con tan solo un mes de competición jugado.